DECONSTRUYENDO AL DIABLO

Diablo, Lucifer, Belcebú, Leviatán, demonio, Luzbel.

Así, nombran al que se reveló ante Dios, o al menos eso dice la iglesia, cuando relatan que era un ángel hermoso que servía a Dios junto con un gran séquito de ángeles, quiso tener más poder que él y se rehusó a servirle y acompañarle y por eso fue expulsado, cambio la luz por las tinieblas y se abrió paso a reinar en la oscuridad.   De niña escuchaba historias más pintorescas del diablo por parte de Rogelia, la empleada doméstica que trabajo en casa por años, que si se le respondía mal a la mamá, que si se andaba con groserías y que si se era desobediente, la tierra se abría en dos partes y te tragaba.   Unos los describen como alto, con cola, cuernos y de color rojo, otros por el contrario, de color negro con colmillos, cuernos, con fuego saliendo de su boca y con un enorme tridente que usa para atrapar a quienes desea llevarse para el infierno, lugar donde cuentan reside cuidando y atormentando a cientos de almas.

Se expresa también de esta figura que tiene la capacidad de transformarse y asumir distintas personificaciones pasando por animales como el gato, el zorro, el cuervo y el lobo, entregando mensajes de presagios y augurios.  Se dice que por momentos se presenta como un hombre galante, bello, poderoso y bien vestido, que atrae con su mirada y sonrisa a modo de trampa para que miles de personas lo sigan a él y su destino. Otros lo pintan como un sátiro, aquel ser que se comporta con lujuria y lascivia y que se retoma de la mitología grecorromana con patas y orejas de cabra o carnero, cuerpo cubierto de pelos con cola de chivo o caballo.

El diablo ha sido la figura que por siglos devela la perdición, el sufrimiento, el dolor, pero ¿qué tanto se acerca este personaje de ficción a la realidad?  Diablos que traman maldades y atrocidades han habitado la tierra por años, en la actualidad los diablos se pasean entre las familias, los colegios, el gobierno, las Instituciones públicas y privadas. Diablos de carne y hueso, que atropellan y se vuelven perpetuadores de maldad.  La figura más icónica con forma de cabra, mitad animal mitad persona, nos remonta a historias mitológicas para rescatar de allí este símbolo que nos muestra al diablo de manera salvaje pero también humana, en él la dualidad se contiene mostrando facetas de brillante, inteligente y en un principio hermoso hasta ir pasando por la fealdad, lo enigmático y oscuro de su esencia.  Dos caras, dos monedas, dos propósitos. Lo angelical y lo demoniaco en un solo cuerpo, un solo contenedor.

Escuché la anécdota de alguien que me contaba que de adolescente su madre le decía cuando tenía rabia o quería descargarse con él “Ojala se te aparezca el diablo” y como lo cuenta fue un maltrato psicológico que lo acompañó por muchos años, haciendo que en las noches tuviera pesadillas o sueños premonitorios. Para otra persona el diablo es una invención y lo realmente diabólico es el mal que radica en cada ser, es esa leve o fuerte transformación de conducta y carácter que desata un acto atroz y perverso. Matar, violar, torturar, agredir.

Algunos prejuicios salen a flote cuando se habla del diablo, que si se llevan prendas de vestir color negro es porque se le rinde culto al demonio, que si se escucha cierto tipo de músicas como rock y metal es porque se cree en el diablo, que si se tienen gatos negros en casa es porque se comulga con lo perverso.  La sociedad ha ido tejiendo construcciones en cierto modo equivocadas que no corresponden precisamente a la realidad, se estigmatiza, un color, una sonoridad, unos gustos, unas modas y se le atribuye un peso de demoniaco que no es consecuente ni veraz.

Para este año el colectivo artístico Mimonerías Clown, trae un nuevo montaje llamado El diablo en Cuarentena, una obra en títeres de mesa, que nos muestra una deconstrucción del diablo, de ese ser del que hablaba anteriormente y que se muestra de maneras inusuales, gestando una nueva forma de actuar, pensar, transmitir, no es una convención tradicional del diablo, es una apuesta por humanizar, sensibilizar y empatizar este rol, que es desconocida.  No es negar la maldad, es negarse a mantenerse en ella y no cambiar de actitud y postura.  El diablo en cuarentena busca desmitificar la figura cliché y reiterativa de lo que se considera un diablo, un demonio, es trascender en el concepto y el significado. Es cargar al diablo y a la historia que se evidencia en la obra de un sentido más sublime y poético.

Se estará estrenando el domingo 15 de noviembre a las 11:00 am  de forma virtual para público infantil y familiar por la fan page de Mimonerias Clown, @mimoneriasclown, es una propuesta ganadora de la convocatoria de estímulos de planeación del desarrollo local y presupuesto participativo 2020, de la Secretaría de Cultura Ciudadana, en donde se visibilizan los proyectos y apuestas artísticas y culturales de la zona y comuna 3

Adriana María Vásquez Santa

Colectivo Artístico Mimonerías Clown.